DIDÍ

Se llamaba Didí. 
Era un gato sutil y aguerrido a la vez, de ojos dorados y pelaje gris. 
Sabía estar en todas partes sin invadir ningún espacio. 
Pequeñito y musculoso, gato bonsai, tan redondito y peludo... 
Sabio, abrazable, iba a su aire, pero siempre cerca. 
Se llevó su música a otra parte. 
¿Adónde va el alma de los gatos cuando mueren? 
La casa se quedó sin su mirada enorme y luminosa en una noche triste.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola Ana,
me gusta recordar Didi, como te queria ycomo solo para complacerte comia aunque ya no tuvo ganas. un hilo de gato pero gran alma gatosa

Publicar un comentario

Para dejar su comentario seleccione el perfil ANÓNIMO, o si prefiere utilice alguno de los perfiles disponibles.