SIRENA

Soy una especie en cantadora, incitadora del deseo, un ser anómalo que cada vez que canta atrae lo que encanta, según el mito que escribieron los hombres. 
Mundo sumergido, mundo del inconsciente, mundo de navegantes irredentos a quienes les han hecho creer que pueden quedar atrapados. 
En mis orígenes de mujer pájaro, cuando habitaba en lugares escarpados, cuentan también los hombres que los caminantes eran seducidos por dulcísimos melodías y luego devorados. 
¿Por qué nadie habló de esos viajeros lábiles, insatisfechos, que hacían un camino hacia lo que temían y deseaban? 
¿No seré el espejo de tu vacío, marinero que te pierdes si no te atas al mástil de proa? 
Ofrezco las delicias de mi música, la intensidad de las marejadas oceánicas, una belleza inconveniente. 
Sólo les permito volver a los que descifran el mensaje. 
En cierta forma vivo cautiva de esta cola escamosa, pero mi canto es la libertad. 
¿Por qué degradarlo como engañoso, depredador, excesivo? 
Quizá vengo de las profundidades para enfrentarte con tu luna oscura. 
Y sin embargo y además, soy transparente y con un cierto grado de fragilidad que me acerca a la ternura en la que un buen navegante puede descansar. 
Y me transformo en mujer, ya en la tierra, cuando un hombre me abraza . Y me nace una cintura pequeña y unos pies ligeros a la hora de bailar . 
De ti depende regresar, pero no te diré cuál es el camino.

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